viernes, 21 de junio de 2013

LA ARMADA INVENCIBLE (LA FELICÍSIMA ARMADA DE FELIPE II)

Fuente: http://teosiesta.files.wordpress.com
En primer lugar se me hace preciso ubicar al lector que en este artículo que os voy a narrar, estamos hablando de la Jornada de Inglaterra acontecida en el verano de 1588, y en el que el monarca español, Felipe II, mandó sus fuerzas por mar a combatir a la Reina de Inglaterra, Isabel I, también conocida como la Reina Virgen, o la infame y hereje reina. En dicha jornada aconteció el fracaso de la empresa desempeñada por el Rey de España, la llamada "Armada invencible" apodada por los historiadores ingleses de la época, y por lo que es mundialmente conocido el fracaso, aunque yo prefiero adoptar el nombre que desde la corte de Madrid se le dio y con la que fue bautizada, "La Felícisima Armada". En dicho artículo intentaré acercar lo acontecido antes y durante el transcurso de la batalla y ser lo más feacientemente posible, porque como diría Aristóteles: "No basta con decir solamente la verdad, más conviene mostrar la causa de la falsedad". Una mentira repetida un millar de veces se convierte en una verdad, y eso fue lo que hicieron los cronistas ingleses de la época, crear un mito de la batalla, para que se entienda, un David contra Goliat, donde claro está, ellos representaban al pequeño y débil reino a punto de ser oprimido por el despótico coloso, y solo por su gran destreza y el amor de Dios pudieron vencer. Claro está que esto no fue así, pero en el memorial de la gente caló rápido, y se confundió lo que en realidad aconteció en la Jornada de Inglaterra, hasta hoy, donde la labor de los historiadores intentan desarbolar el mito y encontrar la verdad de lo sucedido. Dicho todo esto y aclarado, se hace preciso comenzar con lo que allí aconteció.


Felipe II de España
Fuente: www.uv.es
Nos encontramos en el siglo XVI, en una Europa donde Felipe II se erigía como el mayor monarca de la cristiandad y de Europa, y donde España e Inglaterra, habían tenido buenas relaciones a lo largo de casi todo el siglo XVI, recordemos que el propio Felipe II fue consorte de la reina María Tudor de Inglaterra durante cuatro años, antes que un cáncer de ovarios arrebatara la vida a la reina inglesa. Pero dichas relaciones se fueron enfriando en el último cuarto del siglo XVI, la actuación del corso inglés sobre las embarcaciones que hacían la llamada Carrera de las Indias y en el trayecto Medina-Amberes, el entrometimiento inglés en la guerra que el monarca español tenía con las provincias rebeldes en Flandes, primero de manera encubierta mandando tropas y suministros y después de manera oficial con el tratado de Nonsuch de 1585 en ayuda de los protestantes holandeses, y lo más importante, la desvinculación de Inglaterra de la Senda de La Iglesia Católica. Todo esto hacía insostenible la paz entre ambos reinos. Sí le sumamos la condena de muerte de María Estuardo reina de Escocia, que fue confinada desde muy temprano en la Torre de Londres, y que en ella estaban puestas las aspiraciones de Felipe II, para que depusiera a Isabel I y volviera el catolicismo a la Isla.

Francis Drake
Fuente: es.wikipedia.org
Pero, ¿Cual era el motivo de la Gran Armada? Debe entenderse, en mi opinión, como un serio aviso a los ingleses. No se puede suponer que Felipe II quería anexionar Inglaterra al resto de sus territorios, sino volver a restaurar en catolicismo en ella. Se pretendía que las fuerzas de Alejandro Farnesio, Duque de Parma y primo del rey, tomaran la mayor parte de territorio inglés que pudieran y cuando la situación estuviese controlada, los católicos de la isla se revelaran contra su reina y la depusieran, proponiendo para el trono a la dinastía Estuardo de Escocia (que procesaban las doctrinas católicas de Roma). Además, se buscaba acabar con la practica corsaria y con los envíos de ayuda a las provincias rebeldes de Flandes. Así eran las ordenes que Juan de Idiáquez, secretario del rey, hacía transmitir a Medina Sidonia en una carta según Goméz-Centurión: "La intervención de los ingleses en Holanda y Zelanda, junto con su infestación en las Indias y del Océano ha llegado a tal medida que los métodos defensivos ya no bastan a defenderlo todo, sino que obligan a apuntar el fuego en su propia tierra con tal que tengan que replegarse y retirarse de todas partes". Así desde 1574 los planes de la invasión se venían orquestando, con una flota de ciento cincuenta velas fondeadas en Santander, pero una peste desbarató los planes de Felipe II y la empresa se pospuso. Don Alvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, aconsejaba la invasión de Inglaterra con una gran flota, destronar a Isabel I y entronizar a María Estuardo. Con la desaparición de enemigos españoles como Guillermos de Orange y el Duque de Anjou, Isabel I vio serio peligro de su reino, y decidió pasar a una ayuda oficial a los protestantes holandeses en 1585, defendiendo el mal gobierno español sobre los territorios de Flandes y el uso en ellos de la Inquisición. Así el parlamento inglés aprobó mandar a seis mil soldados al mando de Leicester a las guarniciones inglesas de las Provincias Unidas de La Brielle y Flexinga.

En Enero de 1586 una carta de Santa Cruz a Felipe II, según Fernández Duro: "Hallandose con armada y ejército victorioso, ofreciéndome para servir a V.M. en la empresa con la firme esperanza  que saldría con tanta victoria de ella como de las demás que he hecho al servicio de V.M.". Esto era expuesto tras el frenesí victorioso de España en otras empresas como la de Azores en 1583, que el propio Santa Cruz había encabezado. Para él la guerra defensiva sería mucho más costosa que los esfuerzos de una operación de esta envergadura. El informe de Álvaro de Bazán (marqués de Santa Cruz) desde Lisboa el 27 de Marzo de 1586 era de un total de quinientos cincuenta y seis barcos, siendo ciento cincuenta buques de guerra, con ciento cincuenta mil soldados y doscientos caballos, superando una suma de tres millones ochocientos mil ducados, que implicaba la no utilización del ejército de Flandes.

Farnesio por su parte proponía en Abril de 1586 la utilización de treinta mil efectivos del ejército de Flandes y quinientos caballos, a través de una flotilla de barcazas. Para uno la expedición debía ser monumental, y para el otro más pequeña desplegando a los temidos Tercios españoles en suelo inglés. Pero a comienzos de  1587 la Empresa cada vez se hacía más dificultosa, las estimaciones de los gastos de la Armada sugerían que el costo de esta ascendía a siete millones de ducados, cifra muy por encima de la valorada por Álvaro de Bazán. Pero Felipe II no se desanimaba a llevar a cabo el escarmiento a la Reina Virgen, y decidió reunir a los asentistas y banqueros castellanos y genoveses para financiar la guerra, a demás Sixto V reciente Papa estaba buscando su cruzada y alentó al Rey Católico a realizarla, dando la bendición papal a la Empresa. El 8 de Febrero del mismo año se ejecutaba a María Estuardo, y los católicos ingleses tramaban el levantamiento, al cargo estaba Anthony de Babington, cansado de las persecución de católicos que se profesaba en la isla, lo que dio fuerzas al monarca español para proseguir con la construcción de tan gran flota de velas.
Ataque de Francis Drake a la Bahía de Cádiz 1587
Fuente: www.biografica.info 
Enterada Isabel I de que la flota se seguía construyendo, y que Felipe II no descansaría hasta destronarla, decidió reforzar sus costas con fuertes móviles, a demás mandó llamar a toda embarcación para que se pusiera en orden y fuera armada para la defensa del reino. Para ganar tiempo, mandó a Francis Drake, conocido corsario, para que retrasara la construcción de la Armada española haciendo incursiones en las costas de Felipe II. Optó por atacar Cádiz, y en la primavera de 1587 lanzó el ataque con una fuerza de cuarenta naves, y demostrando la maniobrabilidad de sus barcos y el gran despliegue de artillería fue capaz de hundir dieciocho naves y capturar seis. Según J.H. Elliott "Para Felipe II fue una ofensa y quedó demostrado la superioridad naval inglesa, y mandó capturar a Drake a Don Álvaro de Bazán, persiguiéndolo por todo el globo sin darle caza, volviendo a Lisboa con la Armada maltrecha que tuvo que ser reparada, retrasando así la construcción de la Felicísima".

Felipe II furioso, dio por cuarta vez la orden a Bazán de que la flota saliera hacia Inglaterra, y este el 30 de Enero de 1588 le contestaba diciendo que esta, estaba lista, pero no zarparía hasta la llegada de los dineros para la Empresa, por lo que Felipe II escribía al Consejo de Castilla pidiendo los fondos para la Armada. Pero la muerte de Álvaro de Bazán el 8 de Febrero del mismo año trunco la misión y tuvo que ser reemplazado por el Duque de Medina Sidonia, que no tenía experiencia naval y que pese a renunciar al cargo, Felipe II  insistió en que fuera él, así se dirigía en una carta al Rey "Mi conciencia me obliga a renunciar encargarme de este servicio, porque siendo máquina tan grande y empresa tan importante, no es justo que la acepte quien no tiene experiencia de mar ni de guerra, porque no lo he visto ni tratado". Por la muerte de Bazán, Farnesio instó al Rey a posponer la Empresa, dilación que no fue atendida por el monarca quien contestaba así "Yo tengo ofrecido a Dios este servicio", por lo que Felipe II dejaba la batalla más en los designios divinos que en sus propios generales. El Plan ya estaba urdido, la Armada se dirigiría sin detenerse hasta las costas de Flandes, recogería a Farnesio y sus tropas y desembarcarían en Inglaterra para tomar Londres, así rezaba el monarca español: "No queda nada más que hazer por mí parte", dejando el resto de la Empresa en manos de Dios.
Duque de Medina Sidonia
Fuente: es.wikipedia.org 

 Por fin en el verano de 1588 la Armada lista y completa salía rumbo a Inglaterra, siendo avistada el 30 de Julio en la costa inglesa donde estaba la flota inglesa. Los subalternos de Medina Sidonia aconsejaron atacar, pero este sin salirse del plan mandado por el Rey decidió seguir hasta Flandes, a pesar de que en ese momento la flota inglesa sin viento a favor no podía salir del puerto y sería presa fácil para los españoles, error que más tarde pagaría. En Inglaterra atemorizados por el desembarco español, se procedió el 2 de Agosto a la ciudad de Tilbury, donde se suponía que los españoles desembarcarían, incluso la misma reina el 9 del mismo mes arengó en la dicha ciudad a sus tropas. Las primeras noticias de la Armada fueron que había pasado de largo, y la crisis pasó, y la reina regresó a Londres esa misma tarde. La Armada española en formación de media luna y con ciento treinta naves, y fue avistada el 10 de Agosto por Hawkins a Walshinghan, con temor afirmó que era "La mayor que habían visto los mares desde la creación del mundo, y la combinación más poderosa reunida  en toda la cristiandad". Por lo que se puede entender el temor de los ingleses al ver tremendo despliegue de fuerzas por parte del Rey Católico. Se ha de entender que las ciento treinta naves no eran todas buques de guerra, sino barcos mercantes adaptados con poca o nula artillería, ya que las prisas de Felipe II por que se realizara la Empresa llevó a adoptar estas naves para la guerra. Según G.Parker "La escuadra inglesa estaba formada por ciento noventa y siete barcos, de ellos treinta y cuatro de la Reina", el resto de las fuerzas eran corsarias o privadas, además de los barcos de poco calado holandeses, aliados de los ingleses. Aún así, la flota inglesa era bastante heterogénea, cosa que no era la española, con infinidad de distintos barcos, entre buques, galeones, naos, galeras y pinazas, a demás de los barcos de transporte de tropas y viandas. Tampoco debemos obviar, la potencia de fuego inglesa, sus cañones eran los mejores de Europa, y los demás reinos compraban cañones ingleses para equipar sus barcos. La armada española iba equipada con dos mil cuatrocientos treinta y un cañones, casi mil quinientos de bronce y un millar de hierro. En los de grueso calibre los españoles superaban a los ingleses, pero estos eran más pesados y de difícil manejo, mientras que en los de mediano calibre y larga distancia los ingleses superaban a los españoles cuatro a uno, por lo que les permitía alejarse del alcance español y mantener una batalla a distancia, lo que le daba mucha ventaja a los barcos ingleses. Pero, ¿Por qué los españoles siendo más potentes no tenían ventaja en la batalla? La respuesta es sencilla, en la mentalidad española seguía muy presente la técnica medieval del abordaje, por lo que los cañones de larga distancia no eran importantes y sí los de gran calibre, ya que lanzaban una hondanada de proyectiles y se lanzaban al abordaje, mientras que los ingleses habían abandonado aquellos métodos y realizaban una batalla de distancia, de hundimiento de barcos enemigos, por eso tenían superioridad naval. Según los últimos descubrimientos sobre los pecios hundidos españoles en las costas de la Reino Unido, donde se han hallado cañones, los cañones españoles iban montados sobre cureñas de dos grandes ruedas, y no en cuatro como era lo habitual, por lo que se descubre que eran cañones para el ejército de tierra y no para los barcos, lo que esclarece que se usaron los cañones de tierra para artillar los barcos y que una vez tomada tierra inglesa se desmontarían y le servirían a Farnesio para conquistar Londres.
Batalla en Plymouth
Fuente: es.wikipedia.org 
El 10 de Agosto se avista a la Armada en Plymouth donde se preparaba la flota inglesa de Hawkins, al tímido fuego ingles en un primer momento la flota española responde con nada, por lo que los navíos ingleses pierden el temor y se acercan más a los barcos españoles. Los daños ocasionados y los barcos perdidos fueron muy pocos, y atravesado la Armada el Canal de la Mancha se encontró con lo más difícil, atravesar el bloqueo que los barcos ingleses y holandeses tenían hecho frente a las costas de Flandes. Al no ser capaz de romper el bloqueo, y no llegar a los puertos de Niuport y Dunquerque, los barcos españoles entran en una zona de bajo calado, donde sus barcos no son capaces de maniobrar y son hostigados por los ingleses. Mientras tanto, en el buque San Miguel de Portugal, Mediana Sidonia y sus segundos discuten que hacer, y surgen tres opciones: la primera sería rendir la Armada a los Ingleses y recibir el escarnio hasta Londres, lo que era impensable por ser indigno y humillante; la segunda si el viento lo permitía dar la vuelta a la flota e intentar presentar batalla a los ingleses y enlazar con Farnesio en la costa, algo heroico; y la tercera si el viento soplaba en contra, volver a España por la Ruta Norte, una acción casi suicida y la que finalmente se decidió. Sin embargo podían a verse tomado otras dos opciones alternativas como la primera que temían los ingleses, que la Armada anclara en Dinamarca y Noruega y fuese reparada, a demás los ducados de Felipe II comprarían más barcos y hombres y volvería a atacar el Canal; y la segunda, guarecerse en los puertos irlandeses y esperar al año próximo para intentarlo. La Ruta Norte deparó el desastre, algunas embarcaciones encallaron en las costas escocesas y irlandesas, siendo los hombres masacrados por las tropas inglesas, los fuertes temporales hacían casi imposible manejar las naves y algunas se perdieron. Más dolorosa fue la perdida de grandes marinos como Oquendo, Leiva y Moncada, muertos; y Pedro Váldes, Luzón y Pimentel, apresados. El 23 de Septiembre, Medina Sidonia desde Santander mandaba una misiva al rey indicando el maltrecho estado de la flota y de sus doce mil hombres supervivientes. El 29 del mismo mes Felipe II decidió poner fin a la Jornada de Inglaterra.
Ruta elegida por Medina Sidonia para volver a España
Fuente: http://tudorhistory.org

Para el monarca español fue un gran fracaso, y la conducta con Mediana Sidonia fue muy comprensiva, exculpandole del desastre y dejando que se retirara a sus dominios con honores. Felipe II podía tolerar el fracaso, pero no la traición:
"Contra los hombres envié, que no contra los vientos y la mar. Espero que Dios no haya permitido tanto mal, pues todo lo he hecho por su causa."
Así quedaba claro que Felipe II no se hacía responsable del fracaso, sino lo habían querido los designios divinos y por fortuna, las consecuencias no habían sido peores. Algunos como Pimentel descargaron las culpas sobre el Duque de Parma, Alejandro Farnesio, por no estar preparado con sus tropas. Aunque las investigaciones posteriores dejaron la reputación de Farnesio impoluta. Medina Sidonia fue señalado por todos y aunque el rey no lo castigo fue el que cargó con la culpa para todos.

La derrota tuvo mayor importancia en el inconsciente colectivo, tras ella se generó un mito que nada tuvo que ver con lo acontecido en la Jornada de Inglaterra. Según palabras de Garrett Mattingly: "Una heroica apología de la defensa de la libertad contra el tirano". El mito se convirtió en el David contra Goliat, en el débil contra el fuerte. Además la política isabelina sacó gran beneficio, al otorgar a Dios la victoria por su favor divino, usando así el acontecimiento como factor político para legitimar el protestantismo y dio lugar a ataques hacía Felipe II y el catolicismo, como las palabras de Theodore de Bèze, hugonote francés, quien arremetió contra el Rey Católico tachándole de tirano insaciable y al que Dios había castigado su avaricia: "Los vientos han soplado violentísimas ráfagas sobre su orgullo". El príncipe holandés Mauricio Nassau acuñó medallas conmemorando la derrota española contra Inglaterra.

El 22 de Noviembre de 1588 el Consejo de Castilla, tras recibir de sus espías las noticias de un contraataque inglés, ordenó reforzar con dos mil cuatrocientos infantes Santander, tres mil infantes para proteger las costas de Portugal, compañías de infantes y caballerías en las desembocaduras del Duero y el Miño, avisar a Medina Sidonia para que protegiera la costa andaluza y asegurar la flota del Perú de camino a España. En Enero de 1589 se iniciaba la construcción de doce galeones de mil toneladas en el Cantábrico, por lo que la teoría de que la Armada española quedo destrozada es un error, ya que en 1591 quedó restituida de nuevo.
Fuente: http://www.todoababor.es
Aunque la Jornada de Inglaterra  dejó perdidas para Felipe II, Isabel I tuvo que hacer frente a los gastos de la defensa, que alcanzaban casi los dos millones de ducados y por entonces no se habían empezado a pagar las compensaciones para los heridos en la batalla por falta de dineros. Pero la gran beneficiada de la batalla no Inglaterra, ya que no fue una victoria de guerra, aunque sí una victoria moral, el mayor beneficio lo tuvo las Provincias Unidas de Holanda, quien se pudieron sacudir el yugo de Farnesio y recuperar territorios a corto plazo y a largo plazo lograr su independencia. Por lo que respecta a España, no se podía permitir el avance de la herejía y menos que se introdujera en los reinos Peninsulares, por lo que Felipe II optó por la manera no más conveniente, pero si por la más probable, la guerra.

¿Fracaso o derrota? Desde Inglaterra como apuntaba J. Alcalá Zamora "El fracaso español se vendió como una gran victoria que había ocasionado la destrucción del poderío naval español.". El mayor impacto del desastre de la Armada fue más ideológico que militar, ya que los memoriales dejaron un sentimiento humillación y crisis de los valores hispánicos. La marina de Felipe II sería reconstruida al poco, pero fue necesario redoblar las cargas sobre el pueblo castellano con nuevas imposiciones. Otra consecuencia ha sido el masificado número de perdidas españolas, cuando en realidad un 70% de la flota regresó a puerto (de los ciento veintidós buques que penetraron en el canal de la Mancha, regresaron ochenta y siete, perdiéndose treinta y cinco naves en las tempestades). El fracaso de la Armada se ha intentado explicar por diferentes factores, como la sustitución al mando de la Empresa de Álvaro de Bazán por Medina Sidonia, la exigencia de la coordinación de la operación, los defectos en el abastecimiento (los británicos apuntan que esto sucedió por los ataques de Drake en 1587, otros historiadores creen que pudieron ser fraudes de los contratistas españoles), la escasa maniobrabilidad de los grandes buques de guerra, el menor alcance de fuego o el diluido secreto de la Armada, que ya era conocido en 1588 por toda Europa. También se ha apuntado el problema lingüístico, ya que en la Armada se hablaba castellano, italiano, alemán, portugués, vasco y levantino.
Aunque estas vacilaciones del monarca español pudieron tener un efecto positivo, ya que el temor de Inglaterra al desembarco español era conocido y más si se le suma la incertidumbre de no saber cuando se iba a realizar. En el fracaso también intervino el problema técnico, los grandes barcos españoles, poco maniobrables contra los barcos ingleses de menor tamaño pero más rápidos y con una potencia de fuego superior. El gran artífice de la mejora en los barcos ingleses fue John Hawkins que fue nombrado tesorero de la  Royal Navy en 1572 adecuando los cambios técnicos en las naves inglesas.
Fuente: hhh.gavilan.edu 


En mi opinión el objetivo ya falla desde sus inicios con el plan de Felipe II de hacer una operación combinada de las fuerzas de tierra de Farnesio y la Flota de la Mar Océana. Para el Rey Prudente no resultaba esencial destruir la flota inglesa, solo neutralizarla para conseguir el desembarco de sus Tercios en suelo inglés. La clave del fracaso nacía de su propio plan, como apunte antes,  ya que la idea de Farnesio, que Felipe II adoptaría, de combinar ambas fuerzas tenía un factor con el que no se contó y que fue a la postre decisivo, la marina holandesa. Para que el plan resultara efectivo, la flota holandesa debía estar ocupada para no tomar parte en la batalla, que como ya vimos fue clave para el bloqueo de los puertos de Flandes, además de las arenosas costas holandesas, para las que no estaban hechos nuestros buques. Esta tesis tiene más protagonismo que la creencia de que la marina inglesa tuvo todo el peso, ya que si así hubiera sido, no hubiera permitido el regreso de la Armada a las costas españolas, y se habría empeñado en destruirla por completo, cosa que no sucedió. Otra de la ideas que la historiografía inglesa se empeño por difundir fue la inexperiencia de Medina Sidonia, y si bien no era demostrada su pericia en los menesteres de los mares, si que era un gran organizador, y como ejemplo cito a Sanz Camañez: "Conocedor de los pertrechos náuticos (Medina Sidonia) alistó en tres meses las clases de tropas y marinería necesaria para la Armada cuando su antecesor, Álvaro de Bazán, no lo había conseguido en todo un año", por lo que no se puede culpar del fracaso sólo a Medina Sidonia. Tampoco se ha de hacer con Alejandro Farnesio, al que se vertieron acusaciones desde Venecia de ser un traidor y de querer proclamarse rey de Flandes y Brabante, de las que se demostraron siempre que fueron falsas.

Tras el fracaso, España preparó las estrategias para defender el Atlántico y los convoyes de las Indias, además de mejorar las defensas costeras, y nunca se abandonó la idea de la invasión de Inglaterra, de las que se sabe que hubo nuevas propuestas en 1596 y 1597. La reconstrucción de la Armada se hizo con gran rapidez ya que en 1591, la Armada contaba con diez escuadras. La política de embargos al corso funcionó y afectó con demasía a la flota holandesa y demostró que los mecanismos administrativos españoles seguían funcionando. Quedó demostrado que los ingleses no tenían la fuerza naval suficiente  para bloquear los puertos españoles y ni mucho menos para apresar los barcos que cargados venían de las Indias. Para J.S. Corbett la Armada española tuvo más su inicio que su final después de la Jornada de Inglaterra. en 1597 la Armada poseía ochenta buques de guerra  y el flujo de metales preciosos alcanzaría sus valores máximos en la década de 1590. Sería pues en el reinado de Felipe III cuando se abandono la política septentrional y se redujese de forma importante la flota española  rondando los diecisiete barcos en 1610. Por último analizar que los planes de Felipe II de invadir Inglaterra no eran nada descabellados, ya que la resistencia inglesa terrestre inglesa era una quimera, visto lo que ocurría en los fuertes en los Países Bajos en dominio inglés, donde con una compensación económica eran entregados a los españoles y por lo acontecido en 1688, donde una flota holandesa reunida por el príncipe holandés Guillermo III invadió Inglaterra y llegó a Londres sin ninguna oposición, rindiendo Londres de manera triunfal. Si la Jornada de Inglaterra hubiera tenido éxito y Isabel I hubiera sido destronada, los holandeses perdiendo su apoyo más importante no hubieran tardado en pedir la paz, aunque la historia fue muy diferente como ya conocemos.

Los motivos del fracaso pueden ser muchos y muy variados, pero es preciso seguír investigando para llegar al meollo de la cuestión, ya que todavía quedan algunas preguntas sin responder, y esperamos que el trabajo de los historiadores zanje dichas cuestiones.

Bibliografía utilizada:

Sanz  Camañes: "Los ecos de la Armada"
G.Parker: "Felipe II"
Gómez-Centurión: "La invencible y la empresa de  Inglaterra"

martes, 21 de mayo de 2013

LA BATALLA DE ROCROI, 1643

Rocroi, esa misera tierra francesa, donde no menos de 21.000 soldados del Imperio Español, se batieron contra el francés, con no pocos tormentos y desdichas, y que al final, solo los valientes, los hijos de España, defendieron su honestidad, valor y gallardía en franca desventaja numérica, contra un enemigo que le temblaban las piernas al imaginarse tener que enfrentarse a las filas de picas levantadas en lid y unos arcabuces que harían mella en sus corazas, hasta llevarles a lo más profundo del infierno.
Europa Siglo XVII
Fuente: www.pais-global.com.ar
Así se escribió en la historia la desdichada jornada de Rocroi, en el año del señor de 1643, que la literatura francesa se esforzó por divulgar y adulterar, creando una gran victoria frente al más poderoso enemigo, y que hoy trataremos de defender y ser lo más veraces que podamos.
Pero antes debemos retornarnos unos años atrás, para que podamos entender lo que allí aconteció la mañana del 19 de Mayo de 1643. Reinaba en España "el rey planeta", Felipe IV de España, en un imperio, el español, que ya estaba más cerca del fango que de los cielos, como antaño se vio en lo más alto de la cúspide europea. Enfrascados en unas largas y costosísimas guerras, rodeado de numerosos enemigos, que acabarían por asfixiar al gigante español. La continuación en 1621 de la guerra con los Países Bajos, la declaración de guerra francesa en el año 1635 y las revueltas en Portugal y Cataluña en 1640, no hacían más que aumentar los frentes de batalla a la que la Corona debía combatir. Ahora su flamante ejército, era dirigido por Francisco de Melo, noble portugués, sin experiencia militar, pero si con fortuna hasta el acontecimiento del que hoy trato, que llegó a pedirle al monarca español: "Pruebe Vuestra Majestad cuanto quiera de mi voluntad pero no más mi fortuna", palabras pronunciadas después de las victorias en Honnecourt el 26 de Mayo de 1642.
Francisco de Melo
Fuente: en.wikipedia.org 
La entrada de Francia en la Guerra de los Treinta Años, no hizo sino acrecentar el frente español, que ahora debía combatir al monarca francés aliado de los protestantes de las Provincias Unidas. Francia presionaba en el Franco Condado y en Cataluña, y desde Madrid se tomó la decisión de invadir el reino galo desde las posesiones de Flandes, a las que comandaba Melo, por lo que se inició la ofensiva para poner en jaque las fuerzas francesas. El camino español de los Tercios de Flandes, había sido ahogado por los franceses ya en el año 1622, por lo que el aprovisionamiento de los Tercios era escaso e insuficiente. Pero aún así la ofensiva para invadir el país galo y descongestionar las fronteras españolas. Melo era partidario de la invasión y así se la comunicó a Felipe IV dos años antes. Puestos en marcha los preparativos , ahora cabía la tarea dura, ¿Por dónde invadirían Francia?. Melo conocedor de que el Duque de Enghien, estaba acantonado en Amiens, en la frontera francesa esperando sus movimientos, decidió tejer una estratagema, haciendo creer al francés que pasarían por Guisa y Vervins. Las fuerzas de Melo y su general Isemburg  partieron el 11 de Mayo hacia Vervins, pero cuando se supo que los franceses habían mordido el anzuelo, giraron el rumbo bruscamente al sur y pusieron rumbo hacia la fortaleza de Rocroi, que era el objetivo principal de Melo para asediarla. El sitio se levanto tan rápido que los propios lugareños no tuvieron ocasión de emplazarse dentro de la ciudad, teniendo que huir a localidades vecinas como la de Sevigny la Foret. Pero el ardid tuvo un éxito momentáneo, el que permitió cruzar la frontera sin presentar batalla al enemigo, pero Enghien tan pronto como se enteró de la maniobra de Melo, puso una marcha desorbitada hacía Rocroi, ya que no podía permitir que los españoles rindieran la plaza y continuaran su incursión hacia en centro francés. El día 18, de mañana, la avanzadilla de caballería francesa llegaba a Rocroi y en poco tiempo lo hacía el resto del ejército. El trascurso de ese día las diferentes fuerzas que sumaban 21.000 efectivos, número arriba número abajo, de ambos ejércitos se dispusieron a colocar sus fuerzas sobre el terreno. Visto esto por Melo y en reunión con su ayudantes de campo, se decidió mandar una mensajería a Beck que esperaba con 3.000 infantes en la frontera para apoyar la incursión imperial.
Plaza fuerte de Rocroi en la actualidad
Fuente: fr.questmachine.org
Para el comandante de los Tercios de Flandes, los franceses llegaban allí para reforzar la plaza de Rocroi, y no para presentar batalla, lo que será un gran fallo, ya que esto conducirá a la mala colocación de las fuerzas de Melo sobre el campo de batalla, al no esperar que los franceses atacaran. Melo no empezaría la batalla sin su afamado hombre de armas, Beck, y por eso las ordenes de los tercios eran defenderse hasta la llegada de las fuerzas de Beck, 3.000 infantes y 1.000 jinetes. Sirot, que estaba en la retaguardia francesa en Rocroi, afirmaría en sus memorias, que los castellanos abrieron fuego al caer la noche contra el campamento francés, causando 2.000 bajas, pero la historiografía francesa no lo ha prestado atención y lo ha ocultado, ya que su versión de la batalla es bastante fehaciente  y eso no interesaba a los franceses, que querían crear el mito de Rocroi. A las 3 de la madrugada comenzaron las hostilidades en el campo de batalla, ya que Enghien lanzó su caballería contra los flancos imperiales, al ver el desorden el el posicionamiento en la batalla que tenían las tropas de Melo. Fontaine, que era el maestre de campo general, un ilustre militar de 66 años,  coloco a valones, italianos y alemanes en el centro, con los españoles por detrás, y las caballerías en los flancos, y mandó a 500 arcabuceros, las fuentes francesas hablan de 1.000, se colocaron en un soto, entre la arboleda para causar la sorpresa a la caballería francesa. Así se hizo y la caballería gala ataco los flancos españoles, que defendido el izquierdo por Alburquerque, repelió a Enghien 2 veces, y en retirada la caballería y descolocada, Alburquerque atacó haciendo se con varias piezas de artillería francesa, aunque Fonteine no lanzó a la infantería contra el campamento galo, lo que hubiera permitido una victoria rápida, y ese error se pagó cuando la caballería gala se reorganizó y volvió a atacar los flancos españoles, por lo que no pudo ser repelido esta vez y se causó grandes bajas, además los arcabuceros del soto se vieron rodeados y masacrados por los franceses. Además en esta última carga la infantería francesa apoyó la carga por lo que el flanco derecho de la caballería imperial cayó y muchas fuerzas se dieron a la huida como los alemanes y valones, sólo la situación pudo ser revertida con la entrada de los castellanos que repelieron a los franceses.
Tercios Viejos de Flandes
Fuente: www.3djuegos.com

Fuente: www.unapicaenflandes.es
Enghien había conseguido crear el desconcierto en las fuerzas de Melo, que sin Beck se veía sin ideas para detener a los franceses y esperaba fervientemente la llegada de este, y mandó a los tercios resistir. La artillería francesa volvió a abrir fuego contra las tropas de Melo, y este viendo que la batalla estaba perdida y que los refuerzos no llegaban, ordenó la retirada de los tercios. Los italianos abandonaron el campo de batalla, y llegando Beck a las cercanías de Rocroi se encontró con ellos, y le comunicaron el revés en la batalla, por lo que Beck decidió no acudir en auxilio de Melo. El luso decidió abandonar la batalla y sólo los tercios viejos de Flandes decidieron aguantar, bajo el mando de Villalva y Pérez Peralta. La artillería y las cargas de caballaría iban aniquilando las defensas españolas, aunque estos resistían con afán, ¡Hasta 5 cargas de caballería, sin apoyo de su artillería!. Viendo Enghien la valentía de los tercios castellanos les ofreció una rendición honrosa, salir en formación de batalla, conservando sus estandartes y armas, sabedor de que los refuerzos de Beck estaban al llegar, aunque nunca lo hicieron, y viendo que los castellanos resistían y que sus bajas empezaban a ser abultadas. Uno de los dos tercios de castellanos aceptó la rendición pero el otro no. Tras dos horas de lucha a las 10 de la mañana se decidió aceptar la rendición honrosa de Enghien, a los que calicó a los castellanos como "muros de carne" que sus fuerzas no eran capaz de aniquilar.
Algunos historiadores calculan que en la toma de Rocroi fueron capturados 3.286 prisioneros, pero no se ponen deacuerdo en donde fueron entregados estos prisioneros. Unos dicen que 2.000 de ellos fueron entregados en Fuenterrabía y que se marcharon a sus casas, otros que se fueron a engrosar las filas de Cataluña, pero lo que es cierto es que en Flandes las filas de hombres fueron llegando el 7 de Noviembre de 1643, y otros en Junio de 1644. Por lo que nos cabe pensar que más que ser aniquilado el ejército castellano en Rocroi, acrecentó las filas en Flandes, Cataluña y Portugal.
Ferrer Dalmau, Rocroi 1643
Fuente: lasirenitasurfea-sirenita.blogspot.com
D e lo que se encargó la historiografía francesa fue de acrecentar las bajas de los castellanos, que para nada tienen que ver con las cifras que dan, y les colocaron el apelativo de "Tercios de Sangre" más tarde. Como al igual es falsa la afirmación de la frase "¿Cuántos sois? -Contad a los muertos y prisioneros", que nunca se produjeron, fueron añadidas por el cronista italiano Vittorio Siri. Lo que se produjo en Rocroi no fue el fin de la invulnerabilidad de los Tercios, ya que estos habían sufrido otras derrotas otros años antes como ejemplos La Goleta (1574) o Las Dunas (1600), sino una batalla que trajo como resultado la incapacidad de Melo para llevar un ejército y la visión de unos Tercios que se estaban anquilosando en el pasado, y los que su rey y sus comandantes habían dejado a su suerte en la jornada de Rocroi. Pese a la derrota, los Tercios demostrarían una vez más en Europa la eficacia que tenían, como la ocurrida en Valenciennes o Tuttlighen años más tarde. Según los datos de Alburquerque, Enghien tardó más de un mes en volver a recomponer su ejército, por lo que se puede sopesar que las tropas francesas sufrieron más bajas que los Tercios comandados por Francisco de Melo. Pero de Rocroi se saca una idea, los Tercios perderían en territorio francés y ya no volverían a tener el peso militar de décadas anteriores y conforme a la decadencia de su imperio y su monarquía, los Tercios decayeron por igual. Francia acabaría sustituyendo a España como eje en Europa, lo que hará que la monarquía de Luis XIV ser árbitro en los conflictos europeos durante el período siguiente.

miércoles, 1 de mayo de 2013

EL CAMINO ESPAÑOL DE LOS TERCIOS DE FLANDES

El camino español o "camino sardo" era el que emprendían los tercios españoles para llegar a las posesiones flamencas que la Corona española tenía en el siglo XVI y XVII, que comprendían los actuales Estados de Bélgica, Holanda y algunos territorios del Noreste de Francia. Esta zona muy rica por entonces era un foco de rebeldía contra la monarquía de Felipe II, el cual no escatimó en gastos para sofocarlos a sangre y fuego. Entre 1560 y 1564 se produjo la rebeldía de los territorios flamencos, ya que la intransigencia religiosa que el Cardenal Granvela imponía en los dichos lugares hizo que la nobleza flamenca pidiera al monarca español que sustituyera a su ministro. Felipe II accedió a las peticiones y lo depuso en 1564, creyendo este que acabaría con lo que él creía que era simples revueltas, dejando el control de las provincias flamencas en manos de un Consejo de Estado con una mayoría en el de la nobleza flamenca. Pero en Flandes se estaba preparando un caldo de cultivo que le explotaría al monarca dos años después, con la rebelión en masa de los estados del Norte, actual Holanda. La religión calvinista había arraigado entre las gentes del lugar y el fervor católico de la monarquía de Felipe II, en tanto
Fuente: www.elcaminoespanol.com 
muy opresiva con las nuevas ramas religiosas del cristianismo, hizo que tras fracasadas las negociaciones con la nobleza, tuviera que recurrir a la segunda vía, la represión. Para ello se le encomendó la misión al Duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, quien tenía la misión de devolver a la calma a las provincias norteñas que los Austrias poseían. Éste sería el primero en atravesar Europa por el famoso "paso sardo" en 1567, ya que la ruta marítima se había perdido desde que los franceses arrebataran el puerto de Calais a los ingleses en 1558, por lo que España perdió un punto de aprovisionamiento y perdió el apoyo de Inglaterra, la cual culparía a Felipe II de no haber apoyado a los ingleses a mantener la plaza. Si sumamos a esto, que las relaciones entre ambos reinos no iban bien, y que el paso del Canal de la Mancha estaba infestado de corsos británicos y holandeses, estos últimos llamados "los mendigos del mar" que fueron expulsados por tomar parte en las revueltas en 1567 y que fueron utilizados por el Conde de Orange, y por lo olvidar a los hugonotes franceses, que contaban con 70 bajeles, y que ya habían hecho algunas correrías en el golfo de Vizcaya; siendo aliados de los flamencos por tener las mismas creencias religiosas, hacia muy difícil la travesía marítima por el posible ataque a los barcos españoles. 
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Por todo esto se decidió que la ruta terrestre, aunque más larga, sería la más segura, ya que los Tercios pasarían por los territorios de la Corona y por otros territorios influenciables por esta, (los hombres a pie podía hacer la distancia de 23 kilómetros diarios, mientras que en barco con el viento favorable se hacían unos 200). La distancia que separaba a las tropas españolas de Flandes eran unos 1.000 kilómetros aproximadamente desde Génova, más los sumados desde el puerto desde Barcelona, hacían 3.950 kilómetros en total.
El primer camino, como ya dije antes, lo cubrió el Gran Duque de Alba, saliendo desde el puerto de Barcelona con tropas y dinero, hasta llegar al puerto de Génova, primera parada que hacían para el avituallamiento y levantamiento de las tropas italianas acuarteladas y seguir el viaje pasando por El Milanesado, hasta los territorios de Saboya, aliados de la Corona desde el tratado de Groenendal en 1559. La alianza de Saboya y España era fructifera para ambas partes, ya que Saboya buscaba arrebatar territorios a Francia y necesitaba la ayuda de España, y para los españoles porque aseguraba el paso libre de sus tropas por el territorio.
Pero dicho camino, no fue descubierto ni monopolizado por los españoles, ya existía desde mucho antes siendo una ruta de mercaderes, que utilizaban la ruta invernal del Monte Cenis y el Maurienne, y la veraniega de el Pequeño San Bernardo y el Tarantaise. Un años antes de la partida de Alba, Francisco de Ibarra envió un ingeniero con 300 zapadores para hacer el camino más ancho para el paso de las tropas. Para el paso de las tropas por el "camino español" se necesitaban mapas, y en el primer viaje del Duque de Alba se llevó los planos de Fernando de Lanoy, y en otros casos en los que se carecía de mapas en algunos territorios se utilizaba a los pobladores del lugar para que hicieran de guía.
Siguiendo el camino, que estábamos en la parada de Saboya, el camino seguiría por el paso del Franco Condado, de posesión española, para seguir por el Estado de Lorena, feudo neutral en el cual se acordó con los franceses el libre paso de las tropas de ambos países siempre y cuando no pernoctaran más de dos noches en los dichos territorios. La velocidad media de los Tercios sería de 12 millas por día, siendo la vez que más rápido se transitó con la velocidad de 23 millas diarias, teniendo una duración de 32 días en la marcha hasta llegara a los Países Bajos, en 1578 con una fuerza de 3.000 soldados, y recordemos que el Duque de Alba llevaba a su cargo a 10.000, por lo que debemos considerar que su marcha fue rápida para el número de fuerzas que llevaba, ya que a más soldados más lento se transitaba por el "paso sardo". Pasado el Estado de Lorena, las tropas llegaban al Luxemburgo español, y acto seguido llegarían a las tierras del Obispo de Lieja, llegando ya por fin a su destino, Flandes.
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Pero el camino no solo se componía de la calzada por donde debían ser guiadas las tropas hasta su destino, sino que era necesaria las paradas para el descanso y abastecimiento. Los españoles se sirvieron de las etapés o sistema de abastecimiento que usaron los franceses en sus pasos de tropas desde Francia hasta los estados italianos, y una vez retirados los franceses en 1559 de las posesiones italianas, estos quedaron intactos y en uso, por lo que las tropas españolas se sirvieron de ellas. Pero estos centros de abastecimientos no llegaban hasta Bruselas, por lo que el Duque de Alba tuvo que implantar otros más adelante para poder asegurar la llegada de las tropas en sucesivos años. El sistema de etapés era sencillo, grupo de hombres llevaba los llamados billets de logement que equivalía a las personas y caballos que podían pernoctar en una casa, de las cuales eran utilizadas las propias de las etapés y las de los pueblos circundantes. Para administrar todo esto, había unos controladores en cada etapés al que al partir las tropas, los lugareños presentarían los antes mencionados billetes para el cobro por haber dado alojamientos a las tropas.
Para realizar el "camino español" era también necesaria la ayuda de un comisario especial, que se encargaba de ir desde Bruselas a el Milanesado, para acordar con Saboya, Franco Condado, Lorena y Luxemburgo cual sería la vía por la que los españoles pasarían, los alojamientos, los víveres y el precio de todo el montante. Las ofertas de las etapés las hacía cada letrado, y aunque nos parezca extraño ya en estos tiempos había la ley oferta y demanda, por la que cada letrado de su lugar provincial era rival del otro, ya que los beneficios que generaban los Tercios por las tierras que pasaban eran muy suculentos. Una vez el comisario especial acordaba por las tierras que pasarían y contrataba los servicios de estos letrados locales, estos pasaban a llamarse Asentistas, y debían proporcionar todo lo necesario para el cobijo de las tropas. También debían de proporcionar mulas de carga para transportar su impedimenta. Cada compañía necesitaba entre 20 y 40 mulas que transportaban entre 200 y 400  para los pasos alpinos, y de dos a cuatro carretas para los pasos llanos.
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Pero el camino español no siempre fue el mismo, ya que en 1622 Francia llegó a romper la ruta española, firmando un tratao con Saboya, en el cual la obligaba a no dejar pasar tropas de los Tercios por sus territorios, por lo que la Corona se vio en la tesitura de tener que cambiar la ruta. Se negociaría con los cantones suizos, con el fin de que las tropas pasaron por su territorio y pudieran pasar a la zona del Rhin, zona amiga por ser territorio de la Casa de Austria y de allí se llegaría a Flandes. Este camino pasaría ahora por el Milanesado a los Valles de Engadina y Valtelina, llegando a Landeck. Después se pasaría por las tierras alemanas hasta llegar a Lorena y de ahí a los Países Bajos.
Pero de nuevo Francia volvería a frustrar el paso de tropas por el corredor español con la invasión del Valle de Valtelina y la conquista de Alsacia. Pero más fue sufrida la toma francesa de Lorena por Luis XIII en 1663 lo que puso en jaque el aprovisionamiento de tropas españolas a los territorios españoles. Así moriría el camino español, ya no se podría pasar por aquellos lares con tropas hasta Flandes.

lunes, 15 de abril de 2013

Juana I de Castilla, ¿La Reina Loca?

Juana I de Castilla
La reina Juana, hija de los Reyes Católicos, quizás los reyes más importantes de la historia de España y que más influirían en el devenir del principio del gran imperio que forjaría la Corona Española a base de mucho esfuerzo y con la espada. Juana fue la tercera hija que los dichos reyes tuvieron (Toledo, 6 de Diciembre de 1479- Tordesillas 1555). Con la línea de sucesión ya cubierta por su hermano Juan, y en segundas consecuencias por su hermana Isabel, a la infanta Juana fue educada para ser una buena esposa y no para asumir los designios de un reino, lo que no le incapacitaría para sobreponerse a ello cuando tenga que gobernar en Castilla a la muerte de su madre. Su educación corrió a cargo de la "Latina" Beatriz Galindo, gran amiga de su madre, pronto aprendió las lenguas romances que por entonces se hablaban en los distintos reinos de la Península, como también lo hizo con el Latín y el francés. Además fue educada en los comportamientos propios de una dama de la corte, en danza y música; y siempre tuvo una profunda religiosidad, como la que procesaba su madre, la reina católica. Esta, de igual modo también participó en la educación de sus hijos, aunque sus labores de Estado no le dejaron mucho tiempo.
Juana fue una niña muy hábil de rápido aprendizaje, llegando a ser la más aventajada de todos sus hermanos, y por lo cual la reina Isabel estaba muy encandilada con ella. Pero con la llegada de la edad casadera, Juana jugaría el papel que sus padres le reservaban, sería elegida para forjar una alianza matrimonial con la Casa de Austria, y así crear un cerco alrededor de Francia, enemigo natural de la Corona de Aragón, y con el matrimonio de Fernando e Isabel enemigo de también de Castilla.
En un principio los consejeros del Emperador Maximiliano eran recelosos de una unión con Castilla y Aragón, y veían menos provechoso para sus intereses, ya que estos tenían puestos los ojos en una unión con Francia, de la que creían que daría mejores frutos a la Casa de los Habsburgo. Pero el Emperador dio visto bueno a la unión con la corona hispánica y casó a su heredero con la infanta castellana Juana de Trastámara  y además hizo lo propio con Margarita de Habsburgo, la cual fue cedida en matrimonio con el infante Juan de Castilla, heredero a las coronas de Castilla y Aragón. Con estos matrimonios, las Casas de Habsburgo y  Trastámara quedaban unidas, y sin que fueran conscientes de ellos en aquel momento, los Reyes Católicos forjarían el imperio español que dominaría Europa durante un siglo y medio, con la llegada al trono de Carlos, que recibiría territorios por toda Europa.
Felipe "el hermoso"
Juana pronto embarcó hacía Flandes para en casamiento con Felipe "el hermoso" apodado así por su belleza física, saliendo de Laredo en Agosto de 1496 y desembarcando cerca de Middelburg. Tuvo que ser transportada hasta la corte en Bruselas, donde le esperaba su futuro esposo. Cuentan los escritos contemporáneos que se enamoraron nada más verse, y dada la belleza de Juana, Felipe hizo a un párroco que les casara en ese momento, en el mismo palacio de la corte. Pero el amor de Felipe hacia Juana se desvanecería muy pronto, y cuanto más se marchitaba su amor por ella, más aumentaba el de la futura archiduquesa de Austria. Los hijos no tardaron en llegar, Juana dio a luz a seis hijos, Leonor, Carlos, Isabel, Fernando, María y Catalina. Dada era la fecundidad de Juana y la facilidad de sus partos, que el nacimiento de su hijo Carlos fue en un retrete del palacio de Gante, ya que asistía a una fiesta y ella misma corto el cordón umbilical con su propia boca. De Juana se decía que "Su majestad paría como las vacas", por la facilidad de partos que tenía. La célebre frase de Isabel La Católica sobre Carlos "Este es el que se ha de llevar toda la suerte" como sucedería más adelante con la llegada al trono del mismo y la creación del gran imperio español.
Juana se vio en en una corte muy dinámica y festiva, al contrario de la castellana muy austera y sobria. Su marido pronto perdió la pasión por ella y frecuentó las camas de otras mujeres. Juana lo vigilaba continuamente por la corte, y empezó a correr el rumor entre los cortesanos flamencos que estaba loca. Producto de estas habladurías fueron las continuas peleas entre Juana y Felipe, donde esta le reprochaba su infidelidad, y por las fuertes reprimendas que le daba a sus damas de compañia, com el caso de una de sus acompañantes, a la cual desfiguró la cara con unas tijeras por creer que se acostaba con su marido.
En 1497 muere su hermano Juan, y su hermana Isabel se convertirá en heredera, hasta que nazca su hijo D. Miguel de Portugal, hijo de su matrimonio con Manuel I de Portugal. Pero fallecimiento de ella (1498) y de su hijo en 1500 dejaría como heredera la trono a Juana, siendo princesa de Asturias, aunque no lo fue de Gerona como su hermano Juan, ya que en Aragón no gobernaban las mujeres, lo que hizo que Fernando de Aragón tuviera segundas nuncias con Germana de Foix para buscar un heredero a la muerte de su hijo Juan y a la de su primera mujer Isabel en noviembre de 1504. Juana llego a Castilla en 1502, pero pronto se marchó de vuelta a Flandes ya que su marido se quedó en la corte flamenca. Se cree que Juana volvió porque no soportaba estar lejos de su marido, otros creen que le motivo serían los celos desmedidos y que Felipe visitaba las camas de otras mujeres con mucho asiduidad. Además se llegó hablar de Juana, como de una adicta al sexo y celosa desmedida, lo que le granjeó la fama de loca. Con la muerte de la reina Isabel en 1504, Juana se convirtió en reina de Castilla como dejó constancia en el testamento de "La Católica", pasando así Felipe a ser rey consorte. Pero los consejeros de Felipe, habidos de poder, y alguna parte de la nobleza castellana, comenzaron a convencer a Felipe para que este declarara a su mujer como loca y que a el se le proclamaría rey con todos los poderes. Poco a poco la idea fue seduciendo a Felipe, y con la Concordia de Salamanca en 1505, se hizo con parte del poder y regentó el trono con Fernando "El Católico", que por petición de su hija Juana lo hacia desde un año antes. Entre los dos muy pronto surgieron diferencias, y en el año 1506 se produjo la concordia de Vilafáfila, por la que Felipe, con el apoyo de la nobleza castellana fue proclamado rey de Castilla y Fernando tuvo que volver a Aragón. Pero poco duró su reinado, ya que solo 2 meses después, muere en Agosto de 1506. Mucho se ha hablado de la muerte de Felipe I, aunque la historia oficial dice que murió por las fiebres que le provocó beber agua muy fría después de un partido de pelota, muchos son los escépticos y piensan que su muerte pudo ser orquestada por Fernando para recuperar la regencia de Castilla. Juana desolada por la muerte
Reclusión de Juana en Tordesillas.
de su marido, comenzó el traslado de su marido a Granada, donde debía ser enterrado, aunque nunca llegó, y en Tordesillas fue enterrado, hasta su posterior traslado a Granda en 1525, y del mismo modo que Juana fue allí recluida contra su voluntad por mandato de su padre. Allí pasó los años la reina Juana, la que solo vería a su hijo Carlos en dos ocasiones, y que este, el Austria, poco se interesó por ella. Solo volvió ha escena cuando los comuneros en 1523 le pidieron que retomara las riendas del reino en contra de su hijo Carlos, pero ella se negó, no por locura, sino porque se cree que Juana nunca tuvo ni las ganas ni las fuerzas para gobernar el reino de Castilla. Juana moriría en 1555, su hijo Carlos, en 1558, quien le usurpó su reino durante 37 años.

¿Qué hay de cierto en la locura de Juana?
Ya había habido casos en su familia de locura según cuentan los cronistas de la época, como en el caso de abuela, la que fue segunda esposa de Juan II de Castilla, Isabel de Portugal. Esta reina, tuvo que ver como con la muerte de su marido, su hijastro Enrique IV de Trastámara era coronado rey, y como la posición de Enrique nunca fue fuerte,¿Pudo ver Isabel de Portugal miedo a que sus hijos pudieran ser asesinados o maltratados por su hermano?. La posición en el trono de Enrique no fue segura, ya que delegó en sus validos e intentaron derrocarle los mismos en el que él confió, pero no se cree que quisiera hacer daño a sus hermanos, ya que los procesaba gran cariño. Lo que sí el claro que Isabel de Portugal procesara miedo a los que de alguna manera gobernaban en Castilla, y de que estos pudieran apresar a sus hijos en busca de sus intereses. Pero también cabe la posibilidad que estuviera loca, ya que los escritos de la época decían que sufría fuertes ataques y que en alguna ocasión "echaba espumarajos por la boca", quizá su locura solo se debía a una epilepsia aguda. Si fuera cierto que sufría esta enfermedad no conocida en ésta época, pudo ser que fuera llamada loca por el desconocimiento de la dicha enfermedad.
Los restos de Juana y Felipe descansan en la catedral de Granada.
en lo que nos concierne a Juana, su "locura" algunos la han catalogado de un amor profundo que procesó a su marido, y por uno celos desmedidos. Lo que sí es cierto es que a todos les interesaba declalar que Juana estaba loca, en primer lugar a su marido, Felipe, el cual quería el trono de Castilla para sí, y no ser nada más que un consorte; a su padre,Fernando, que quería seguír ocupando la regencia de Castilla, y que lo hizo hasta su muerte en 1515; y por último a su hijo Carlos, para poder dirigír Castilla a su antojo, y tener alcance así a los recursos que llegaban de América para gastarlos en la defensa de su imperio. En la última etapa de su vida, la reina Juana, se aseaba escasamente, y no se cambiaba de vestido, lo que pudo acrecentar más la idea de que ciertamente estaba loca, o que pudo ser un bulo para que el pueblo no pidiera su vuelta al trono, ya que era muy querida. Su hijo Carlos se benefició de su teórica locura, ya que tras el levantamiento comunero vio como su madre podría ser un peligro para su reinado. Juana fue confinada por Fernando y más tarde por su hijo en Tordesillas, para no ser vista, y no poder alentar a los enemigos en la corte tanto los que tuvo Fernando, como los que tuvo Carlos, en una vuelta al trono de la querida reina Juana. En sus últimos años se corría la voz de que la reina estaba endemoniada, y su nieto Felipe II mandó a un jesuita a que investigara esto, el cual contó a su rey que nada de eso era cierto, y que los males que sufría su abuela se debían a la mala vida que había tenido en Tordesillas, donde el Duque de Denia estaba a su cargo, y que en algunas cartas se jaztaba de tratar a la reina por detrás de sus propias hijas, y donde prometía al monarca Carlos, que su madre no sería vista por nadie.
Hoy se cree que sufría una gran melancolía y depresión severa, que se agravó con la muerte de su marido y su confinamiento en Tordesillas. Por otro lado otros creen que sufría la misma enfermedad que su abuela Isabel de Portugal y que dicha enfermedad habría pasado de su abuela a ella genéticamente.
Juana murió el 12 de Abril de 1555, a los 75 años de edad.

Reinas de España- Juana la Loca


martes, 2 de abril de 2013

LA LEYENDA NEGRA DE ESPAÑA


"...el ambiente creado por los relatos fantásticos que acerca de nuestra patria han visto la luz pública en todos los países, las descripciones grotescas que se han hecho siempre del carácter de los españoles como individuos y colectividad, la negación o por lo menos la ignorancia sistemática de cuanto es favorable y hermoso en las diversas manifestaciones de la cultura y del arte, las acusaciones que en todo tiempo se han lanzado sobre España fundándose para ello en hechos exagerados, mal interpretados o falsos en su totalidad, y, finalmente, la afirmación contenida en libros al parecer respetables y verídicos y muchas veces reproducida, comentada y ampliada en la Prensa extranjera, de que nuestra Patria constituye, desde el punto de vista de la tolerancia, de la cultura y del progreso político, una excepción lamentable dentro del grupo de las naciones europeas."
                                                                                                                                              Julián Juderías.La leyenda negra (1914).
La Leyenda Negra fue un concepto acuñado por el escritor Julián Juderías en el año 1914, para designar los escritos antiespañoles que se generaron desde el siglo XVI por los enemigos del Imperio que forjaron los Austrias. Dicha mala prensa fue el artificio que estos "enemigos" crearon para el debilitamiento moral de un imperio que regía Europa por aquel tiempo.
Alejandro VI
¿Pero dónde comienza la Leyenda Negra?. Algunos se atreven a enmarcarla ya con las primeras conquistas territoriales fuera de la Península Ibérica por parte de los reinos peninsulares, como las del reino de Aragón en el Mediterráneo, y serían los italianos los propios que se aventuraban a desprestigiar a los españoles (como eran conocidos por entonces todos los reinos que se enmarcaban en la Península). Sus denuncias estaban precedidas por el mestizaje español, ya que los consideraban impuros por mezclarse con judíos y musulmanes, por lo cual eran llamados marranos y circuncidados, como sucedió con la elección del Papa Alejandro VI, de la Familia Borgia, los cuales habían ganado mucho poder dentro de la Ciudad Santa, y que pronto sus detractores, miembros de poderosas familias cardenalicias en Roma, comenzaron a calumniar a la dicha familia, la cual podríamos decir que recibió su propia leyenda negra. También se consideraba a los españoles menos racionales que los italianos, ya que venían de un país de bárbaros, no como los italianos que eran descendientes del Imperio Romano, estandarte de lo todo lo racional y bueno, y además eran tachados de impíos y irreligiosos por la cuestión mencionada antes de la mezcla con las culturas judía y musulmana. 
El Saco de Roma 1527
El aspecto al que podíamos llegar sobre los odios y recelos que los italianos tenían hacia los españoles, además de los citados antes, por la sensación de que una cultura como la suya que había dominado el mundo conocido no podía estar sometida por la española, ya que con la llegada de Carlos V las posesiones españoles en Italia se acrecentaron,  y por el Saco de Roma den 1526, cometido por los Tercios españoles. Pero este último acto se puede justificar por la traición del Papa Clemente VII por su alianza con el rey Cristianisimo de Francia para confabular contra el Emperador y porque las soldadas de los tercios no llegaban. Aún así los dichos tercios no estaban compuestos en su mayoría por españoles, sino que eran menos de una tercera parte, ya que en su mayoría eran mercenarios alemanes o Lansquenetes y por italianos.
La Leyenda Negra en el contexto europeo. Muchos fueron los detractores de la Monarquía Hispánica durante el siglo XVI, y que pronto se subieron al carro de las críticas vertidas por los italianos, y cargarían contra las instituciones de poder, véase la propia figura del Rey, véase la Inquisición, o el gobierno en las colonias americanas. Personalidades como el Duque de Orange, exiliado a Alemania, la propia reina de Inglaterra Isabel I o Theodor de Bry con sus grabados, cargaron contra el reino de Felipe II, pero serían los autores españoles los que harían más daño con sus escritos como Antonio Pérez o Bartolomé De Las Casas. 
El llamado triángulo de Londres, París y la Haya, fue el mayor enemigo en materia propagandística al que se tuvo que enfrentar España, y dado que a estos no les podía poner freno con la espada, la imagen de la Monarquía Hispánica se fue deteriorando con cada escrito que salia a la luz. Muchos eran los panfletos que desprestigiaban a España, en muchos casos exagerados, como el caso de la toma de Amberes en 1585 por los Tercios de Flandes, donde se habla de más de diecisiete mil muertos, cifra que los historiadores calculan de casi imposible. Dichos escritos enfrentaban la cuestión religiosa, pero la verdad era meramente política, así mismo los autores se arropaban a criticar el catolicismo español y la inquisición, pero eran meramente acusaciones para quitarse de encima el yugo imperialista español que se cernía sobre los diversos territorios. Del mismo modo se unen a la Leyenda Negra los relatos novelescos de los viajeros que venían a la Península, en los cuales muchos de ellos exagerados representaban a la población castellana como recios, muy piadosos e incultos. Muchos de estos viajeros estaban bajo pago de las diferentes monarquías enemigas de la española, las cuales subvencionaban estos escritos para deteriorar la imagen española.
Martín Lutero
Los escritos alemanes nacieron desde la pluma de Martín Lutero y desde la de Ulrico de Hutten, los cuales estaban en desacuerdo con todo los que simbolizaba la figura de Carlos V, adalid del catolicismo. Eran escritos fuertemente nacionalistas, y atacaban al catolicismo, por ser el baluarte del Papado sobre Alemania, de la cual ellos se veían diferentes y lo consideraban un peligro para el cristianismo del norte de Europa. Muchos de los príncipes de los Estados Alemanes corrieron a integrarse dentro de esta ideología para intentar que sus territorios dejaran de estar controlados por el Emperador, véase así la guerra de la Liga Esmalcanda 1546, donde algunos príncipes se revelaron a la autoridad de Carlos.
Los intereses de Francia por desprestigiar a España nacen con el enfrentamiento en Italia, ya que los intereses comerciales y territoriales del Emperador se contraponen a los franceses. Son intereses puramente políticos los que llevan a su Rey Francisco I a enemistarse con todo lo español y a pugnar siempre por la supremacía europea con el monarca español.
Antonio Pérez
En el caso inglés, la reina Isabel I enemiga consagrada de Felipe II, comenzará con las pretensiones del Papado de recuperar la Isla bajo el manto del catolicismo, y con el Rey Católico por destronarla. Pronto nacerán escritos contra los españoles, sus malas artes en América, y su intento de una monarquía universal la que llevará a Inglaterra a la guerra contra España, además los ingleses apoyaron la causa holandesa contra los españoles y arroparon a los exiliados españoles que estaban en contra del rey como Reginaldo González Montano, el cual dirigió sus escritos contra la Inquisición y sus horrendas torturas. Este tema será muy recurrente a lo largo de la historia para el desprestigio de la Monarquía Hispánica. Tras el fiasco de la Gran Armada, o la Armada Invencible, nombre cínico dado por los escritores ingleses a la empresa de Felipe II de invadir Inglaterra, la monarca inglesa pondrá sus ojos en el comercio americano y financiará a corsos para combatir a los españoles en el Caribe. Además Inglaterra acogerá en su seno a Antonio Pérez, el cual cargará contra el monarca español con sus "Relaciones" en 1594. Lo culpará de matar a su esposa Isabel de Valois y a su propio hijo el príncipe Carlos, además de acusarle de lunático, intransigente y perversamente malvado. Estas acusaciones fueron usadas por los holandeses en su cruzada contra Felipe II para conseguir la liberación de los Países Bajos.
Guillermo de Orange-Nassau
En el caso holandés, dichos panfletos se harán de manera multitudinaria, escritos para desestabilizar el poder español en Flandes. Estas provincias, siempre en rebelión contra el poder de los monarcas españoles, serían un polvorín después de la regencia del Duque de Alba sobre el territorio, y cargarían contra este y sus políticas de control que denominaban exageradas y violentas. Pero de nuevo, como en el caso alemán, se esconden tintes políticos en los escritos de desprestigio, el protestantismo será acuñado para la causa, y muchos de los nobles holandeses descontentos con la corona por no poder participar en el comercio con América y de que las malas regencias estuvieran destruyendo sus comercios decidieron sublevarse contra su Rey. Guillermo de Orange será uno de los baluartes en los que la dicha nobleza se refugiará, además de otros como los Condes de Egmont y Horn, que serán ajusticiados a muerte, y Guillermo exiliado a Alemania. Desde entonces, escribirá para desacreditar al invasor español. Acusará a Felipe II de de ser un títere en manos del Papa, cargara contra el Duque de Alba, se hará eco de los escritos de Bartolomé De Las Casas para describir a los españoles como desalmados y codiciosos y que por naturaleza eran crueles y  también fue el primero en hacer eco que el rey mató a su hijo. Por todo esto fue asesinado en 1584 pocos años después de haber escrito su "Apología" en 1580, pasando a ser mártir de la causa flamenca.
La Leyenda negra en América. Mucho se escribió sobre la conquista española de Las Indias y del maltrato que sufrieron los indígenas por la codicia de los españoles. No se puede justificar que en parte esto no fuera verdad, por que lo fue, ya que muchos de los indios murieron por la codicia de los encomenderos y por la explotación en las minas. Pero con las cifras de muertos que se barajan, no se podría explicar que todas murieran por los trabajos forzosos, ya que existen otras explicaciones para dichas muertes como las conocidas por las enfermedades que los españoles trajeron de Europa y que eran totalmente desconocidas en el Nuevo Mundo y por consiguiente mortales.
La Corona desde un primer momento promulgó leyes para la protección del Indio, como las Leyes de Burgos de 1512, en las que se prohibía esclavizar al indio o convertirlo a la fe cristiana por la fuerza. La guerra contra el indio solo era justa si los caciques locales retenían a la población a la libre conversión y que no se aceptara la soberanía española. Ya en su testamento la Reina Isabel pedía que los indios fueran tratados como súbditos de la Corona y que tuvieran los mismos derechos que el común de la población castellana, no pudiendo así ser tomadas las tierras que les pertenecieran a los indios antes de la llegada de los españoles. La clara evidencia a todo esto es que la Corona intentó proteger a los indígenas, pero las Leyes que llegaban a América desde la metrópoli en muchos casos no eran más que papel mojado.
Bartolomé De Las Casas
Desde un primer momento, las órdenes religiosas estuvieron muy presentes, ya que la bula papal inter caetera 1493, los indígenas debían ser evangelizados y pasar a formar parte de la Iglesia Católica. Estas órdenes fueron las que defenderían a los indígenas ante los abusos de los encomenderos, aunque en algunos casos ellos también se dejaron llevar por la codicia y practicaron las mismas artes de a los que denunciaban. Uno de los activistas por los derechos de los indios fue Fray Bartolomé De Las Casas, que intentó comunicar a Fernando el Católico las atrocidades que en su nombre se estaban cometiendo en las Indias. Pero no será hasta que hable con Carlos V cuando se hagan efectivos sus ruegos, con la aprobación de las Leyes Nuevas 1542, suprimiendose la Encomienda. Aunque en sus intentos por constituir una reserva de indios pacífica fracasó, ya que en su ausencia del nuevo Mundo los indios se revelaron y se marcharon de la colonia. Desilusionado, ingresaría en los dominicos, ya que esta orden estaba muy asentada en los pensamientos e ideas de la Escuela de Salamanca donde eran firmes las creencias en que el indio era un individuo y no una posesión. En dicha escuela, se debatía sobre la naturaleza del indio y sobre las acciones de los encomenderos. Las primeras informaciones sobre los abusos llegaron por boca de Antonio de Montesinos, quien en 1511 llevaba las noticias a España sobre las encomiendas. Rápidamente la Corona mandó a las universidades que debatieran la naturaleza del indio en 1512, y si era legítimo esclavizarlo. Algunos se posicionaron del lado de la esclavitud como el caso de Bernardo Mesa, quien sería Obispo de Cuba y el licenciado Gil Gregorio, que exponían  por los preceptos de Aristóteles que en el mundo hay esclavos por naturaleza, que son aquellos que no actúan con la razón y que se dejan llevar por las pasiones, a lo cual lo trasladaron al indio y lo condenaron a la esclavitud por ser bárbaros. El jurista Palacios Rubio, afirmaba que el indio necesitaba de ser mandado por el español, así que no condeno la esclavitud, aunque no la apoyó, diciendo que el indio no podía ser esclavo, pero sí debía trabajar para la Corona.  Entre 1513-1521 se debate sobre la naturaleza del indio, sobre su esclavitud o no, serían años convulsos y que no llevarían a nada ya que había simpatizantes en las dos posturas, una defendida por Las Casas y la otra contraria defendida por Juan de Quevedo, que abogaba porque la naturaleza del indio era irracional y salvaje. Fray Francisco de Vitoria defendería la postura de Las Casas, ya que afirmaba que el indio era un ser racional, ya que por los principios aristotélicos de ser racional, el indio tenia una jerarquización en su sociedad, vivía en ciudades, tenía comercio, un monarca, en general, que eran racionales y por lo tanto iguales a los hombres europeos, pero con la salvedad de que exponía que no podían gobernarse solos, y que necesitaban al español para esto. Para Vitoria, el Indio era un hombre "in potencia" y necesitaba al español para ser educado y llegar a ser un hombre "completo" ya que practicaban actos viles como los sacrificios o rituales antropofágicos. Alonso de Veracruz al contrario afirmaba que el indio era un ser inferior y que el misionero debía instruirles por medio de la razón en los misterios de la fe. Ambos desarbolaron la teoría de la esclavización del indio. Hacia los años 1550-1551, Las Casas lidió con un nuevo adversario, Ginés de Sepúlveda, quien defendía "el indio tiene una torpeza ingénita de entendimiento y costumbres bárbaras e inhumanas" (PAGDEN.A., La caída del indio natural. Alianza 1988 pag 163), y continuaba con las ideas anteriores de que el indio por sus pecados hacia Dios había perdido todos sus derechos y que no era hombre de pleno derecho, y sus tierras se debían ahora a los españoles. En esta ocasión Las Casas se basó en Cicerón y defendió que los hombres se volvían civilizados cuando alguien de fuera llegaba y les educaba, así se hacían los hombres. Además seguía defendiendo que los indios tenían razón ya que aprendían muy rápido.
De lo que se puede estar seguro es de que el organigrama de poder español intentó salvaguardar la libertad del indio, aunque en muchos casos era más importante las riquezas que llegaban de Las Indias que como se obtenían dichas riquezas. 
Las potencias europeas que rivalizaban en el monopolio del comercio español con América empezaron a usar los escritos de Bartolomé De Las Casas y otros para legitimar sus ataques a las posesiones y barcos españoles en América. Además los grabados de Theodor de Bry, en su mayoría exagerados y otros inventados, aumentaron en Europa una repulsa por los tratos de los españoles a los indígenas, ya que las imágenes en un mundo analfabeto en su mayoría como el europeo valían más que las palabras y como decía antes eran una legimitización para los ataques a posesiones españolas y portuguesas, cuando la Corona Portuguesa pasó a manos de Felipe II en 1580. 
Juicio por brujeria
Comparación entre la Leyenda Negra y la Leyenda Blanca. Así mismo podríamos  nombrar la Leyenda Blanca, la cual es conocida por la colonización anglosajona de América del Norte, en la cual se trata sobre la llegada de los colonos y su conquista de la tierra. Aunque no pueda ser tan famosa como la la española si podemos compararla con ella. Los colonos ingleses, aquellos que se horrorizaban del genocidio español en América no fueron menos en la parte del continente que colonizaron, aunque su "modus operandi" fue distinto, ya que ellos no intentaron integrar al indio dentro de su mundo, ya que era considerado pecador y lujurioso, y por lo tanto no podía manchar una sociedad como la nueva creada en América como era la puritana. Los colonos ingleses se dedicaron a masacrar y arrebatar las tierras del indio, siempre creando una frontera entre ellos y los indigenas, no así en el caso español donde no existía tal frontera entre el indio y el español y se intentaba introducir a este en le mundo del colonizador castellano. Así mismo el mestizaje entre culturas nunca fue posible, los colonos anglosajones iban cada vez aumentado más la frontera y arrebatandole el terreno al nativo americano y aniquilando su raza. Otro aspecto es el de la Inquisición, los estados protestantes pronto implantaron su Inquisición particular, ya que del mismo modo que la española fue devastadora, como las persecuciones de brujas en América del Norte, donde más de 200.000 mujeres fueron quemadas, o como las persecuciones a católicos en los Estados Alemanes protestantes o en el seno de la monarquía de Inglaterra donde ser católico era casi un delito y muchos fueron perseguidos y condenados. 

Por lo tanto debemos de entender que la Leyenda Negra solo tuvo un objetivo, la denigración de la Corona Española para usos absolutamente políticos, y en ningún caso la defensa de los indios americanos.
                                          
Entrevista a   Joseph Pérez: La Leyenda Negra Española