Rocroi, esa misera tierra francesa, donde no menos de 21.000 soldados del Imperio Español, se batieron contra el francés, con no pocos tormentos y desdichas, y que al final, solo los valientes, los hijos de España, defendieron su honestidad, valor y gallardía en franca desventaja numérica, contra un enemigo que le temblaban las piernas al imaginarse tener que enfrentarse a las filas de picas levantadas en lid y unos arcabuces que harían mella en sus corazas, hasta llevarles a lo más profundo del infierno.
Pero antes debemos retornarnos unos años atrás, para que podamos entender lo que allí aconteció la mañana del 19 de Mayo de 1643. Reinaba en España
"el rey planeta", Felipe IV de España, en un imperio, el español, que ya estaba más cerca del fango que de los cielos, como antaño se vio en lo más alto de la cúspide europea.
Enfrascados en unas largas y costosísimas guerras, rodeado de numerosos enemigos, que acabarían por asfixiar al gigante español. La continuación en 1621 de la guerra con los Países Bajos, la declaración de guerra francesa en el año 1635 y las revueltas en Portugal y Cataluña en 1640, no hacían más que aumentar los frentes de batalla a la que la Corona debía combatir. Ahora su flamante ejército, era dirigido por Francisco de Melo, noble portugués, sin experiencia militar, pero si con fortuna hasta el acontecimiento del que hoy trato, que llegó a pedirle al monarca español:
"Pruebe Vuestra Majestad cuanto quiera de mi voluntad pero no más mi fortuna", palabras pronunciadas después de las victorias en Honnecourt el 26 de Mayo de 1642.
La entrada de Francia en la Guerra de los Treinta Años, no hizo sino acrecentar el frente español, que ahora debía combatir al monarca francés aliado de los protestantes de las Provincias Unidas. Francia presionaba en el Franco Condado y en Cataluña, y desde Madrid se tomó la decisión de invadir el reino galo desde las posesiones de Flandes, a las que comandaba Melo, por lo que se inició la ofensiva para poner en jaque las fuerzas francesas. El camino español de los Tercios de Flandes, había sido ahogado por los franceses ya en el año 1622, por lo que el aprovisionamiento de los Tercios era escaso e insuficiente. Pero aún así la ofensiva para invadir el país galo y descongestionar las fronteras españolas. Melo era partidario de la invasión y así se la comunicó a Felipe IV dos años antes. Puestos en marcha los preparativos , ahora cabía la tarea dura, ¿Por dónde invadirían Francia?. Melo conocedor de que el Duque de Enghien, estaba acantonado en Amiens, en la frontera francesa esperando sus movimientos, decidió tejer una estratagema, haciendo creer al francés que pasarían por Guisa y Vervins. Las fuerzas de Melo y su general Isemburg partieron el 11 de Mayo hacia Vervins, pero cuando se supo que los franceses habían mordido el anzuelo, giraron el rumbo bruscamente al sur y pusieron rumbo hacia la fortaleza de Rocroi, que era el objetivo principal de Melo para asediarla. El sitio se levanto tan rápido que los propios lugareños no tuvieron ocasión de emplazarse dentro de la ciudad, teniendo que huir a localidades vecinas como la de Sevigny la Foret. Pero el ardid tuvo un éxito momentáneo, el que permitió cruzar la frontera sin presentar batalla al enemigo, pero Enghien tan pronto como se enteró de la maniobra de Melo, puso una marcha desorbitada hacía Rocroi, ya que no podía permitir que los españoles rindieran la plaza y continuaran su incursión hacia en centro francés. El día 18, de mañana, la avanzadilla de caballería francesa llegaba a Rocroi y en poco tiempo lo hacía el resto del ejército. El trascurso de ese día las diferentes fuerzas que sumaban 21.000 efectivos, número arriba número abajo, de ambos ejércitos se dispusieron a colocar sus fuerzas sobre el terreno. Visto esto por Melo y en reunión con su ayudantes de campo, se decidió mandar una mensajería a Beck que esperaba con 3.000 infantes en la frontera para apoyar la incursión imperial.
Para el comandante de los Tercios de Flandes, los franceses llegaban allí para reforzar la plaza de Rocroi, y no para presentar batalla, lo que será un gran fallo, ya que esto conducirá a la mala colocación de las fuerzas de Melo sobre el campo de batalla, al no esperar que los franceses atacaran. Melo no empezaría la batalla sin su afamado hombre de armas, Beck, y por eso las ordenes de los tercios eran defenderse hasta la llegada de las fuerzas de Beck, 3.000 infantes y 1.000 jinetes. Sirot, que estaba en la retaguardia francesa en Rocroi, afirmaría en sus memorias, que los castellanos abrieron fuego al caer la noche contra el campamento francés, causando 2.000 bajas, pero la historiografía francesa no lo ha prestado atención y lo ha ocultado, ya que su versión de la batalla es bastante fehaciente y eso no interesaba a los franceses, que querían crear el mito de Rocroi. A las 3 de la madrugada comenzaron las hostilidades en el campo de batalla, ya que Enghien lanzó su caballería contra los flancos imperiales, al ver el desorden el el posicionamiento en la batalla que tenían las tropas de Melo. Fontaine, que era el maestre de campo general, un ilustre militar de 66 años, coloco a valones, italianos y alemanes en el centro, con los españoles por detrás, y las caballerías en los flancos, y mandó a 500 arcabuceros, las fuentes francesas hablan de 1.000, se colocaron en un soto, entre la arboleda para causar la sorpresa a la caballería francesa. Así se hizo y la caballería gala ataco los flancos españoles, que defendido el izquierdo por Alburquerque, repelió a Enghien 2 veces, y en retirada la caballería y descolocada, Alburquerque atacó haciendo se con varias piezas de artillería francesa, aunque Fonteine no lanzó a la infantería contra el campamento galo, lo que hubiera permitido una victoria rápida, y ese error se pagó cuando la caballería gala se reorganizó y volvió a atacar los flancos españoles, por lo que no pudo ser repelido esta vez y se causó grandes bajas, además los arcabuceros del soto se vieron rodeados y masacrados por los franceses. Además en esta última carga la infantería francesa apoyó la carga por lo que el flanco derecho de la caballería imperial cayó y muchas fuerzas se dieron a la huida como los alemanes y valones, sólo la situación pudo ser revertida con la entrada de los castellanos que repelieron a los franceses.
Enghien había conseguido crear el desconcierto en las fuerzas de Melo, que sin Beck se veía sin ideas para detener a los franceses y esperaba fervientemente la llegada de este, y mandó a los tercios resistir. La artillería francesa volvió a abrir fuego contra las tropas de Melo, y este viendo que la batalla estaba perdida y que los refuerzos no llegaban, ordenó la retirada de los tercios. Los italianos abandonaron el campo de batalla, y llegando Beck a las cercanías de Rocroi se encontró con ellos, y le comunicaron el revés en la batalla, por lo que Beck decidió no acudir en auxilio de Melo. El luso decidió abandonar la batalla y sólo los tercios viejos de Flandes decidieron aguantar, bajo el mando de Villalva y Pérez Peralta. La artillería y las cargas de caballaría iban aniquilando las defensas españolas, aunque estos resistían con afán, ¡Hasta 5 cargas de caballería, sin apoyo de su artillería!. Viendo Enghien la valentía de los tercios castellanos les ofreció una rendición honrosa, salir en formación de batalla, conservando sus estandartes y armas, sabedor de que los refuerzos de Beck estaban al llegar, aunque nunca lo hicieron, y viendo que los castellanos resistían y que sus bajas empezaban a ser abultadas. Uno de los dos tercios de castellanos aceptó la rendición pero el otro no. Tras dos horas de lucha a las 10 de la mañana se decidió aceptar la rendición honrosa de Enghien, a los que calicó a los castellanos como "muros de carne" que sus fuerzas no eran capaz de aniquilar.
Algunos historiadores calculan que en la toma de Rocroi fueron capturados 3.286 prisioneros, pero no se ponen deacuerdo en donde fueron entregados estos prisioneros. Unos dicen que 2.000 de ellos fueron entregados en Fuenterrabía y que se marcharon a sus casas, otros que se fueron a engrosar las filas de Cataluña, pero lo que es cierto es que en Flandes las filas de hombres fueron llegando el 7 de Noviembre de 1643, y otros en Junio de 1644. Por lo que nos cabe pensar que más que ser aniquilado el ejército castellano en Rocroi, acrecentó las filas en Flandes, Cataluña y Portugal.
D e lo que se encargó la historiografía francesa fue de acrecentar las bajas de los castellanos, que para nada tienen que ver con las cifras que dan, y les colocaron el apelativo de "Tercios de Sangre" más tarde. Como al igual es falsa la afirmación de la frase "¿Cuántos sois? -Contad a los muertos y prisioneros", que nunca se produjeron, fueron añadidas por el cronista italiano Vittorio Siri. Lo que se produjo en Rocroi no fue el fin de la invulnerabilidad de los Tercios, ya que estos habían sufrido otras derrotas otros años antes como ejemplos La Goleta (1574) o Las Dunas (1600), sino una batalla que trajo como resultado la incapacidad de Melo para llevar un ejército y la visión de unos Tercios que se estaban anquilosando en el pasado, y los que su rey y sus comandantes habían dejado a su suerte en la jornada de Rocroi. Pese a la derrota, los Tercios demostrarían una vez más en Europa la eficacia que tenían, como la ocurrida en Valenciennes o Tuttlighen años más tarde. Según los datos de Alburquerque, Enghien tardó más de un mes en volver a recomponer su ejército, por lo que se puede sopesar que las tropas francesas sufrieron más bajas que los Tercios comandados por Francisco de Melo. Pero de Rocroi se saca una idea, los Tercios perderían en territorio francés y ya no volverían a tener el peso militar de décadas anteriores y conforme a la decadencia de su imperio y su monarquía, los Tercios decayeron por igual. Francia acabaría sustituyendo a España como eje en Europa, lo que hará que la monarquía de Luis XIV ser árbitro en los conflictos europeos durante el período siguiente.