El camino español o "camino sardo" era el que emprendían los tercios españoles para llegar a las posesiones flamencas que la Corona española tenía en el siglo XVI y XVII, que comprendían los actuales Estados de Bélgica, Holanda y algunos territorios del Noreste de Francia. Esta zona muy rica por entonces era un foco de rebeldía contra la monarquía de Felipe II, el cual no escatimó en gastos para sofocarlos a sangre y fuego. Entre 1560 y 1564 se produjo la rebeldía de los territorios flamencos, ya que la intransigencia religiosa que el Cardenal Granvela imponía en los dichos lugares hizo que la nobleza flamenca pidiera al monarca español que sustituyera a su ministro. Felipe II accedió a las peticiones y lo depuso en 1564, creyendo este que acabaría con lo que él creía que era simples revueltas, dejando el control de las provincias flamencas en manos de un Consejo de Estado con una mayoría en el de la nobleza flamenca. Pero en Flandes se estaba preparando un caldo de cultivo que le explotaría al monarca dos años después, con la rebelión en masa de los estados del Norte, actual Holanda. La religión calvinista había arraigado entre las gentes del lugar y el fervor católico de la monarquía de Felipe II, en tanto
muy opresiva con las nuevas ramas religiosas del cristianismo, hizo que tras fracasadas las negociaciones con la nobleza, tuviera que recurrir a la segunda vía, la represión. Para ello se le encomendó la misión al Duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, quien tenía la misión de devolver a la calma a las provincias norteñas que los Austrias poseían. Éste sería el primero en atravesar Europa por el famoso "paso sardo" en 1567, ya que la ruta marítima se había perdido desde que los franceses arrebataran el puerto de Calais a los ingleses en 1558, por lo que España perdió un punto de aprovisionamiento y perdió el apoyo de Inglaterra, la cual culparía a Felipe II de no haber apoyado a los ingleses a mantener la plaza. Si sumamos a esto, que las relaciones entre ambos reinos no iban bien, y que el paso del Canal de la Mancha estaba infestado de corsos británicos y holandeses, estos últimos llamados "los mendigos del mar" que fueron expulsados por tomar parte en las revueltas en 1567 y que fueron utilizados por el Conde de Orange, y por lo olvidar a los hugonotes franceses, que contaban con 70 bajeles, y que ya habían hecho algunas correrías en el golfo de Vizcaya; siendo aliados de los flamencos por tener las mismas creencias religiosas, hacia muy difícil la travesía marítima por el posible ataque a los barcos españoles.
Por todo esto se decidió que la ruta terrestre, aunque más larga, sería la más segura, ya que los Tercios pasarían por los territorios de la Corona y por otros territorios influenciables por esta, (los hombres a pie podía hacer la distancia de 23 kilómetros diarios, mientras que en barco con el viento favorable se hacían unos 200). La distancia que separaba a las tropas españolas de Flandes eran unos 1.000 kilómetros aproximadamente desde Génova, más los sumados desde el puerto desde Barcelona, hacían 3.950 kilómetros en total.
El primer camino, como ya dije antes, lo cubrió el Gran Duque de Alba, saliendo desde el puerto de Barcelona con tropas y dinero, hasta llegar al puerto de Génova, primera parada que hacían para el avituallamiento y levantamiento de las tropas italianas acuarteladas y seguir el viaje pasando por El Milanesado, hasta los territorios de Saboya, aliados de la Corona desde el tratado de Groenendal en 1559. La alianza de Saboya y España era fructifera para ambas partes, ya que Saboya buscaba arrebatar territorios a Francia y necesitaba la ayuda de España, y para los españoles porque aseguraba el paso libre de sus tropas por el territorio.
Pero dicho camino, no fue descubierto ni monopolizado por los españoles, ya existía desde mucho antes siendo una ruta de mercaderes, que utilizaban la ruta invernal del Monte Cenis y el Maurienne, y la veraniega de el Pequeño San Bernardo y el Tarantaise. Un años antes de la partida de Alba, Francisco de Ibarra envió un ingeniero con 300 zapadores para hacer el camino más ancho para el paso de las tropas. Para el paso de las tropas por el "camino español" se necesitaban mapas, y en el primer viaje del Duque de Alba se llevó los planos de Fernando de Lanoy, y en otros casos en los que se carecía de mapas en algunos territorios se utilizaba a los pobladores del lugar para que hicieran de guía.
Siguiendo el camino, que estábamos en la parada de Saboya, el camino seguiría por el paso del Franco Condado, de posesión española, para seguir por el Estado de Lorena, feudo neutral en el cual se acordó con los franceses el libre paso de las tropas de ambos países siempre y cuando no pernoctaran más de dos noches en los dichos territorios. La velocidad media de los Tercios sería de 12 millas por día, siendo la vez que más rápido se transitó con la velocidad de 23 millas diarias, teniendo una duración de 32 días en la marcha hasta llegara a los Países Bajos, en 1578 con una fuerza de 3.000 soldados, y recordemos que el Duque de Alba llevaba a su cargo a 10.000, por lo que debemos considerar que su marcha fue rápida para el número de fuerzas que llevaba, ya que a más soldados más lento se transitaba por el "paso sardo". Pasado el Estado de Lorena, las tropas llegaban al Luxemburgo español, y acto seguido llegarían a las tierras del Obispo de Lieja, llegando ya por fin a su destino, Flandes.
Pero el camino no solo se componía de la calzada por donde debían ser guiadas las tropas hasta su destino, sino que era necesaria las paradas para el descanso y abastecimiento. Los españoles se sirvieron de las
etapés o sistema de abastecimiento que usaron los franceses en sus pasos de tropas desde Francia hasta los estados italianos, y una vez retirados los franceses en 1559 de las posesiones italianas, estos quedaron intactos y en uso, por lo que las tropas españolas se sirvieron de ellas. Pero estos centros de abastecimientos no llegaban hasta Bruselas, por lo que el Duque de Alba tuvo que implantar otros más adelante para poder asegurar la llegada de las tropas en sucesivos años. El sistema de
etapés era sencillo, grupo de hombres llevaba los llamados
billets de logement que equivalía a las personas y caballos que podían pernoctar en una casa, de las cuales eran utilizadas las propias de las
etapés y las de los pueblos circundantes. Para administrar todo esto, había unos controladores en cada
etapés al que al partir las tropas, los lugareños presentarían los antes mencionados billetes para el cobro por haber dado alojamientos a las tropas.
Para realizar el "camino español" era también necesaria la ayuda de un comisario especial, que se encargaba de ir desde Bruselas a el Milanesado, para acordar con Saboya, Franco Condado, Lorena y Luxemburgo cual sería la vía por la que los españoles pasarían, los alojamientos, los víveres y el precio de todo el montante. Las ofertas de las
etapés las hacía cada letrado, y aunque nos parezca extraño ya en estos tiempos había la ley oferta y demanda, por la que cada letrado de su lugar provincial era rival del otro, ya que los beneficios que generaban los Tercios por las tierras que pasaban eran muy suculentos. Una vez el comisario especial acordaba por las tierras que pasarían y contrataba los servicios de estos letrados locales, estos pasaban a llamarse
Asentistas, y debían proporcionar todo lo necesario para el cobijo de las tropas. También debían de proporcionar mulas de carga para transportar su impedimenta. Cada compañía necesitaba entre 20 y 40 mulas que transportaban entre 200 y 400 para los pasos alpinos, y de dos a cuatro carretas para los pasos llanos.
Pero el camino español no siempre fue el mismo, ya que en 1622 Francia llegó a romper la ruta española, firmando un tratao con Saboya, en el cual la obligaba a no dejar pasar tropas de los Tercios por sus territorios, por lo que la Corona se vio en la tesitura de tener que cambiar la ruta. Se negociaría con los cantones suizos, con el fin de que las tropas pasaron por su territorio y pudieran pasar a la zona del Rhin, zona amiga por ser territorio de la Casa de Austria y de allí se llegaría a Flandes. Este camino pasaría ahora por el Milanesado a los Valles de Engadina y Valtelina, llegando a Landeck. Después se pasaría por las tierras alemanas hasta llegar a Lorena y de ahí a los Países Bajos.
Pero de nuevo Francia volvería a frustrar el paso de tropas por el corredor español con la invasión del Valle de Valtelina y la conquista de Alsacia. Pero más fue sufrida la toma francesa de Lorena por Luis XIII en 1663 lo que puso en jaque el aprovisionamiento de tropas españolas a los territorios españoles. Así moriría el camino español, ya no se podría pasar por aquellos lares con tropas hasta Flandes.
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